La jornada electoral decisiva por la presidencia de Brasil se celebrará este domingo en una elección signada por la mayor polarización ideológica que ha visto el gigante latinoamericano. La segunda vuelta ha desafiado los pronósticos de las casas encuestadoras más prestigiosas, y pareciera que el 20% del electorado que no participó en la primera vuelta será quien que decidirá entre Lula y Bolsonaro.
En lo que respecta a la campaña, pocos son los cambios en la estrategia de Bolsonaro. Ha recrudecido su radical discurso fundamentado en valores conservadores y religiosos, y ha afincado la construcción de la imagen de Lula como ‘corrupto, ladrón, comunista y el mayor peligro para Brasil’. Bolsonaro se apoya principalmente en los logros económicos de su gestión: programas sociales como Auxilio Brasil y macroindicadores que revelan la reducción de la tasa de desempleo, pobreza y hambre, así como en una campaña 2.0 orientada a la difusión masiva de mensajes en RR.SS.
Lula, por otro lado, sí cambió su estrategia los últimos 20 días de campaña. Destaca que recibió el apoyo de los partidos de centroderecha que lograron el 3er y 4to puesto en la primera vuelta, representados por Ciro Gómez y Simone Tebet, lo que lo proyecta con un mayor margen de gobernabilidad. Además, dio un giro conservador en su discurso, expresado en su «Carta Pública al Pueblo Evangélico» posicionándose contra el aborto y consumo de drogas. Lula ha tenido fuerte presencia en actos públicos en las calles, apostando por el contacto directo con el electorado.
En este escenario, el mayor reto postelecciones será conciliar a un Brasil dividido por narrativas antagónicas que ambos candidatos han construido por años, y ello implica el reto de conciliar las fuerzas políticas de los órganos colegiados del Estado para generar gobernabilidad. La crisis económica postpandemia pasa a segundo plano, pero no deja de ser una razón de peso para los brasileños que anhelan volver a los tiempos de prosperidad alcanzados por Lula, sin ser conscientes de que el contexto geopolítico ha cambiado drásticamente.
¿Será Bolsonaro o será Lula el que logre la victoria este domingo?